OKR: Qué son y cómo implementarlos en tu empresa
Objetivos y Resultados Clave. Esas son las palabras que se esconden detrás de OKR, una metodología de trabajo que se centra en estos conceptos para conseguir los fines de una empresa. De acuerdo con Asana, «solo el 16 % de los trabajadores cognitivos [que utilizan sobre todo el pensamiento y la creatividad para su jornada laboral] afirman que su empresa es efectiva al momento de establecer y comunicar sus objetivos».
La metodología OKR puede ser la mejor herramienta para difundir los objetivos y, sobre todo, para comprobar que su ejecución está teniendo éxito. Te explicamos todo lo que necesitas saber sobre ellos.
¿Qué son los OKR?
Los OKR (Objectives and Key Results, en inglés) fueron planteados por el ex-CEO de Intel Andy Grove en los años 70. Según el directivo:
- El objetivo es la dirección: «Es a donde queremos ir».
- Los resultados clave son un hito, un peldaño, una meta. «Tienen que ser medibles para que al final puedas mirarlos y decir sin discusión: ‘¿He hecho esto? ¿No lo he hecho?’ Sí. No. Sencillo. No hay juicios de valor».
Además, estos OKR deben tener una duración determinada (mensuales, trimestrales…), para que los empleados se centren en lograrlos.
Por otra parte, el progreso en un proyecto que marcan los OKR debe ser cuantificable y medible.
OKR y Google
Google popularizó los OKR a finales de los años 90, cuando la compañía estaba en pañales y buscando su modelo de cultura empresarial. Uno de sus inversores, John Doerr, que había trabajado con Grove, recomendó la metodología a los fundadores Larry Page y Sergey Brin; este dijo: «No tenemos otra forma de administrar esta empresa, así que lo intentaremos». En la actualidad, los OKR siguen formando parte de la cultura corporativa de la empresa de Mountain View.
Según ha contado Doerr, en 2008 el hoy CEO de Google Sundar Pichai, que entonces dirigía proyectos de software en la compañía, se planteaba crear un navegador web. Para él, el número de usuarios sería el resultado clave que le permitiría saber si alcanzaba el éxito. Con este resultado, se fijó un objetivo de tres años para diseñar lo que hoy conocemos como Google Chrome. Los primeros dos años no alcanzó el número de usuarios fijado, pero el tercero, de acuerdo con Doerr, «lanzó una agresiva campaña de marketing, amplió la distribución, mejoró la tecnología». Así logró más de 100 millones de usuarios.
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Los beneficios de los OKR
Unir objetivos con resultados tiene varias ventajas para las compañías que implementan la metodología OKR:
- Establecimiento de hitos que dirigen los diferentes sprints del trabajo.
- Fácil seguimiento gracias a las métricas fijadas al delimitar los OKR. Dichas métricas sirven para saber si los objetivos se están logrando.
- Fomento del trabajo de equipo para alcanzar esos objetivos.
¿Cuál es la diferencia entre OKR y KPI?
No hay que confundir los KPI y los OKR. Los OKR sirven para establecer unos objetivos futuros corporativos, alcanzables mediante resultados clave. Mientras, los KPI (Key Performance Indicator o Indicador Clave de Rendimiento) son datos que analizan una actividad en desarrollo para comprobar cómo está funcionando. Así, los KPI servirían para comprobar que los KR están teniendo éxito.
A su vez, los KPI pueden servir para fijar futuros OKR. Por ejemplo, si un servicio web no está consiguiendo los suficientes leads (algo observable mediante los KPI), se puede establecer un nuevo OKR para mejorar ese número.
Ejemplos de OKR
El ejemplo de los OKR y Google Chrome es una forma práctica de cómo la metodología de los objetivos y resultados clave se puede aplicar en una empresa. Pero no sirve solo para empresas tecnológicas.
Así, si una compañía de cualquier naturaleza quiere reducir sus costes de operación (lo que sería un objetivo), puede revisar sus contratos de suministros o promover campañas de reciclaje y agua (resultados clave). El progreso se irá midiendo mediante herramientas o analíticas fijadas de antemano para comprobar si se está llegando al objetivo.
Si otra empresa quiere aumentar sus ingresos (objetivo), puede proponerse llegar a nuevos mercados, crear nuevos productos o fijar una nueva rentabilidad (resultados clave). Todo ello es, de nuevo, medible y cuantificable.
Otro ejemplo de OKR lo podríamos encontrar en los departamentos corporativos de marketing, acostumbrados además a trabajar con herramientas de analítica. Si detectan que hay menos leads, pueden establecer los objetivos de duplicar o triplicar los suscriptores a su boletín y, para conseguirlo, disponer unos resultados en forma de porcentaje: por ejemplo, un aumento semanal o mensual de nuevas suscripciones o de descargas de lead magnets.
Incluso se puede establecer un OKR personal. El propio John Doerr ha explicado en una entrevista que creó un OKR que consistía en que, a las seis de la tarde, durante 20 días al mes, estaba en casa para cenar con sus hijas. En ese momento, apagaba el teléfono y el rúter de internet para centrarse en su familia. En este caso, Doerr confesó que no siempre lo conseguía, así que estableció una nueva marca que no reveló.
Cómo implementar la metodología OKR en tu empresa
Una vez has decidido que los OKR son una metodología adecuada para tu empresa, es hora de ejecutarlos. El primer paso, como has visto, es que una persona responsable del proyecto fije los objetivos y, derivados de estos, plantear unos resultados clave en los que deberá trabajar cada miembro del equipo. Tanto el número de objetivos como el de resultados clave debe ser pequeño, y cada uno de ellos se debe describir en pocas palabras. Normalmente cada trimestre se puntúan los resultados clave, en un número que puede ir, según preferencias, entre 0 y 1 o entre 0 y 10.
En todo momento, el equipo se debe sentir motivado con los objetivos y resultados clave, para que los miembros trabajen unidos en conseguirlos e incluso formulen sus propios OKR ambiciosos. Por supuesto, pueden variar a lo largo del desarrollo del proyecto, gracias a los aportes y valoraciones que surjan con el trabajo diario.
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